GRADO 11° RELIGION

Segundo periodo académico

Contenidos:

EN JESUCRISTO DIOS PADRE
· Jesús verdadero Dios y verdadero hombre.
· Que conozco de Dios.
· Importancia de Dios en mi vida.
· Dios único y verdadero.
· La relaciones de Jesús con el hombre y los rasgos que lo caracterizan.
· Jesús es el camino que conduce al padre.

Logro esperado

· Maneja con facilidad los conceptos de sacrificio, y dignidad humana.
· Comprende que Dios es único y verdadero.








CONTENIDOS
EN JESUCRISTO DIOS PADRE

•          El ser humano.
•          Valores morales.
•          Situaciones y problemas actuales.
•          Sentido ético de los derechos humanos.
•          Mi familia, Mi entorno.
•          Estado y libertad religiosa.
•          Participación en la vida social.
•          Valores humanos.

INDICADOR DE DESEMPEÑO

•          Comprende el sentido de la vida y las razones por las cuales Jesús se sacrificó para dar dignidad a los demás.

•          Conceptualiza elementos del judaísmo y los compara con el cristianismo.






EL SER HUMANO


Por el hecho de ser una persona, cada ser humano merece el reconocimiento de su dignidad. Nadie más puede repetir en su propia vida la manera de sentir, conocer, amar y actuar de los otros. La persona es alguien con capacidad de dar sentido y plenitud a su existencia, y no algo, un objeto del cual los otros pueden sacar provecho.

1.    LA PERSONA HUMANA

Al reconocer que somos seres humanos únicos, con una vocación por descubrir y una misión por cumplir, admitimos que en cada uno de nosotros se encuentra la presencia viva de Dios que nos invita a realizarnos, a construir comunidad, a defender los valores y a proteger la dignidad de la persona, la obra más perfecta de la creación.
Todas las personas compartimos las siguientes características:
· Somos seres sociales, porque vivimos en comunidad y necesitamos de los demás para realizar nuestras metas, dar sentido a nuestra existencia y ser felices.
· Somos libres, pues podemos elegir cómo actuar.
· Somos Responsables, ya que debemos asumir las consecuencias de nuestras acciones.
· Somos iguales ante los ojos de Dios y ante la ley.
· Tenemos dignidad, Porque Dios nos elevó a la condición de hijos suyos.
· Tenemos derechos y obligaciones que debemos cumplir y hacer respetar.

·Tenemos un cuerpo, una mente y un espíritu que debemos respetar, cuidar y cultivar.




Tema: Las virtudes Morales o Cardinales.

▪ Indicador: Sabe distinguir e integrar criterios éticos y criterios de moral religiosa.

VIRTUDES

Es una disposición habitual (siempre) y firme (sin dudas) de hacer el bien. Y permite a la persona orientar todos sus actos al servicio de Dios y del prójimo.
Clases de Virtudes
• Morales o Cardinales: son el cimiento de todas las demás virtudes. Se adquieren con la fuerza humana ayudada con la gracia de Dios.
• Teologales: tienen como objeto a Dios.

VIRTUDES MORALES O CARDINALES

PRUDENCIA

Virtud que permite a la razón saber lo que debo hacer, decir, actuar. Es la que lleva las riendas de mi vida.
Pecados contra la prudencia:
1. Usar la prudencia para el propio beneficio (fama, dinero, honores).
2. Me preocupa el qué dirán.
3. Falsedad.
4. Actuar sin pensar.
Medios Humanos para conseguir la Virtud de la Prudencia
A) Reflexionar siempre antes de actuar. Preguntarme ¿qué haría Jesús en mi lugar?
B) Preguntar a un sacerdote de ser posible ante alguna duda.
C) Tener un director espiritual.
Medios Sobrenaturales para conseguir la Virtud de la Prudencia
Oración. Sacramentos: confesión y eucaristía. Pedirle luz al Espíritu Santo.
Para reflexionar
Hechos 5, 34 - 39 Mt. 10, 16 - 23
1Mt. 25, 1 -13 Hechos 4, 18 - 21

JUSTICIA

Consiste en darle a Dios y al prójimo lo que les corresponde. Soy justo con Dios cuando voy a misa, le rezo, leo la biblia, cumplo con su voluntad. Soy justo con el prójimo cuando lo respeto. Soy justo conmigo cuando me doy lo que considero me corresponde sin faltar a Dios y al prójimo.
Pecados contra la justicia:
1. La injusticia, el atropello de los derechos de los demás.
2. La calumnia, el hablar mal del prójimo.
3. Deshonestidad en el negocio, fraude, no pagar deudas, etc.
4. Favoritismos, hacer diferencias entre las personas (apropósito).
Medios Humanos para conseguir la Virtud de la Justicia
A) Visitas al Santísimo (visitar a Jesús en el sagrario).
B) Práctica de la caridad y la honestidad.
C)Tener un director espiritual.
Medios Sobrenaturales para conseguir la Virtud de la Justicia
Oración. Sacramentos: confesión y eucaristía. Pedirle luz al Espíritu Santo.
Para reflexionar
Hechos 10, 34 - 35 Col. 3, 22 - 25 Tito 2, 11 - 12 Rom. 2, 5 - 8
Lc. 11, 42 Mt. 6, 33 Mt. 5, 6

FORTALEZA

Me da fuerzas para resistir y superar los obstáculos que me presenta la vida.
Pecados contra la fortaleza:
1. Miedos a la Cruz que me toca vivir, miedo al sacrificio y a las dificultades.
 2. Desaliento, dejarse desanimar ante el primer fracaso.
3. Ser impaciente, querer que todo se solucione enseguida.

Medios Humanos para conseguir la Virtud de la Fortaleza
A) Amor al sacrificio y a las dificultades.
B) Paciencia ante los momentos difíciles.
C) Tener un director espiritual.
Medios Sobrenaturales para conseguir la Virtud de la Fortaleza
Oración. Sacramentos: confesión y eucaristía. Pedirle luz al Espíritu Santo.
Para reflexionar
Efesios 6, 10 - 20 Filipenses 4, 13 2 Cor. 12, 8 - 10
1 Pedro 5, 9 2 Tim. 1 , 7 - 8

TEMPLANZA

Es la virtud que modera los deseos y busca el equilibrio en el uso de los bienes.
Pecados contra la templanza:
1. Abusar del alcohol, drogas, comida, juego. Tener algún vicio.
2. Maltratar a mi cuerpo (anorexia, bulimia, sexo fuera del matrimonio).
 3. Abusar de las cosas que Dios me ha dado.
Medios Humanos para conseguir la Virtud de la Templanza
A) Amor al sacrificio y a las dificultades.
 B) Tener un director espiritual.
Medios Sobrenaturales para conseguir la Virtud de la Templanza
Oración. Sacramentos: confesión y eucaristía. Pedirle luz al Espíritu Santo.
Para reflexionar
Rom. 13, 13 Gal. 5, 22 - 25 Tito 1, 7 - 9

1 Pedro 5, 8 2 Pedro 1, 5 - 7


JESÙS, ÚNICO CAMINO PARA IR EL PADRE

Vamos a iniciar una reflexión sobre el descubrimiento del Padre a través de su Hijo divino, como el único camino que nos lleva al Padre. En efecto, nadie ha conocido a Dios, sino el Hijo único. Y Él nos lo ha dado a conocer.

Dios Padre se ha hecho visible
El Evangelio de san Juan nos cuenta varios momentos maravillosos de la revelación del Padre, hecha por el mismo Jesús. En diálogo con sus discípulos, llenos de una gran expectativa, al requerimiento de Felipe: “¡Señor, muéstranos al Padre! (Jn 14, 8), oyen de labios de Jesús la siguiente declaración: “¡el que me ha visto a mí, ha visto al Padre!” (Jn 14,10). Le duele a Jesús que Felipe y sus discípulos, después de tanto tiempo de convivencia y de tantas confidencias como les había hecho, no hayan siquiera llegado a intuir su relación íntima con su Padre. En Jesús se hace transparente el Padre.
Según esta revelación, viendo a Jesús se puede barruntar “algo” de esa relación íntima, inseparable de amor mutuo que existe y fluye entre el Padre y el Hijo y que los hace Uno. Por eso, a Felipe, a sus discípulos y a nosotros nos dice: “créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí” (Jn 14,11).
También Jesús, en diálogo con sus enemigos, que consideraban sus palabras como blasfemas, les argumenta diciendo: “si no hago las obras de mi Padre, no me crean; pero, si las hago, aunque a mí no me crean, crean por las obras, y así sabrán y conocerán que el Padre está en mí y yo estoy en el Padre” (Jn 10, 37-38). Y todo esto sucede por la fuerza de la unidad que hay entre los dos, afirmada por el mismo Jesús como argumento final para sus enemigos: “El Padre y yo somos uno” (Jn 10, 30). Dada esa unión tan íntima entre Jesús y el Padre, podemos decir que las palabras que pronuncia Jesús o las obras que Él realiza, son también palabras y obras del Padre. Por eso puede decir Jesús: “El Padre, que vive en mí, realiza su obra salvadora”.
Para nosotros, desde la fe, Jesús es el único punto de encuentro donde el hombre puede tener acceso y encontrar en Él a Dios, al Padre. Por eso, decimos que Jesús es el único camino para conocer al Padre, para ir al Padre

El Padre vive en Jesús
En los sinópticos el Padre es alguien que ve en lo secreto, que conoce hasta los cabellos de nuestra cabeza, que escucha y perdona; alguien que cuida de nosotros. Pero su morada sigue estando “en el cielo”. Por eso, nuestra relación con Él, por intensa que sea, es una relación un tanto distante. La revelación de estos tres evangelistas es la del Padre como nuestro Padre.
Pero en la revelación que nos hace el cuarto evangelista el Padre no está en el cielo, está ante los discípulos que lo pueden “ver”, y honrar en persona. El Padre se ha hecho visible en Jesús. Hay, por tanto, una manera de ver al Padre, de encontrarnos con el Padre y esa manera tiene lugar por vez primera en Jesús. La revelación del Padre que nos hace el cuarto evangelista es sobre el Padre de Jesús. Podemos, por lo tanto, decir con Jesús, que el único camino para ir al Padre es Jesús: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí” (Jn 14,10).

Quien me ve a mí, ve al Padre
Ver al Padre no está reservado únicamente para quienes tuvieron la suerte de estar físicamente con Jesús. También hoy nosotros podemos acercarnos a Jesús, entrar en Él y hacerlo entrar en nosotros, en la Eucaristía. En la Eucaristía nos dice también Jesús: “Quien me recibe a mí, recibe también a mi Padre”. Por lo mismo, cuando recibimos a Jesús en la Eucaristía, podemos hacer nuestras las palabras de Cristo y decir en primera persona: “Yo estoy en el Padre y el Padre están en mí”. Esto claro está es por pura gracia. Y es que en la Eucaristía, a diferencia de los libros, no encontramos únicamente ideas o verdades sobre el Padre, sino que encontramos y nos encontramos con el mismo Padre! Y es que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son una única e inseparable naturaleza divina, son Uno. Un Santo Padre dice al respecto: “Cristo está en el Padre en virtud de su divinidad, mientras que nosotros estamos en Cristo, en virtud de su nacimiento humano, y Él está en nosotros por la comunión sacramental… Así también nosotros llegamos a la unidad con el Padre. En efecto, Cristo está en el Padre connaturalmente, en cuanto ha sido engendrado por Él; pero, en cierta manera, también nosotros, a través de Cristo, estamos connaturalmente en el Padre. El vive en virtud del Padre y nosotros vivimos en virtud de su humanidad” (San Hilario de Poitiers).
Es en la comunión eucarística donde encuentran su más claro cumplimiento las palabras de Cristo: “Al que me ama… mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos nuestra morada en él” (Jn 14,25).

Al unirnos a Jesús nos unimos al Padre
Como el arroyo que viniendo hacia el río se introduce en él, desde ese momento ya no puede dejar de seguir al río en su camino hacia el mar, así el que se une a Jesús por la Eucaristía se une también al Padre que está en Jesús. Es por esto que la liturgia da un relieve especial a la presencia del Padre en la celebración eucarística. Así el canon de la Misa es un largo diálogo que la Iglesia entabla con el Padre. Comienza con las palabras: “Santo erres en verdad, Padre…” y termina con las palabras: “A ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos”. Podemos decir, que la Iglesia hace memoria de Jesús al Padre para que el Padre, por amor a Él, se acuerde de nosotros, nos perdone y nos conceda sus bienes.



EN JESUCRISTO DIOS PADRE

·         Jesús verdadero Dios y verdadero hombre.
·         La relaciones de Jesús con el hombre y los rasgos que lo caracterizan.
·         Jesús es el camino que conduce al padre.

INDICADOR DE LOGRO
·         Maneja con facilidad los conceptos de sacrificio, y dignidad humana.

·         Comprende que Dios es único y verdadero.


LOGRO ESPERADO
·         Comprende el sentido de la vida y las razones por las cuales Jesús se sacrificó para dar dignidad a los demás.
·         Conceptualiza elementos del judaísmo y los compara con el cristianismo.



Jesús, el camino al Padre
14 «No se angustien ustedes. Crean en Dios y crean también en mí.En la casa de mi Padre hay muchos lugares donde vivir; si no fuera así, yo no les hubiera dicho que voy a prepararles un lugar. Y después de irme y de prepararles un lugar, vendré otra vez para llevarlos conmigo, para que ustedes estén en el mismo lugar en donde yo voy a estar.Ustedes saben el camino que lleva a donde yo voy.»
Tomás le dijo a Jesús:
—Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo vamos a saber el camino?
Jesús le contestó:
—Yo soy el camino, la verdad y la vida. Solamente por mí se puede llegar al Padre. Si ustedes me conocen a mí, también conocerán a mi Padre; y ya lo conocen desde ahora, pues lo han estado viendo.
Felipe le dijo entonces:
—Señor, déjanos ver al Padre, y con eso nos basta.
Jesús le contestó:
—Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿por qué me pides que les deje ver al Padre? 10 ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las cosas que les digo, no las digo por mi propia cuenta. El Padre, que vive en mí, es el que hace sus propias obras.11 Créanme que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí; si no, crean al menos por las obras mismas. 12 Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago; y hará otras todavía más grandes, porque yo voy a donde está el Padre. 13 Y todo lo que ustedes pidan en mi nombre, yo lo haré, para que por el Hijo se muestre la gloria del Padre. 14 Yo haré cualquier cosa que en mi nombre ustedes me pidan.


Jesús promete enviar el Espíritu Santo
15 »Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos. 16-17 Y yo le pediré al Padre que les mande otro Defensor, el Espíritu de la verdad, para que esté siempre con ustedes. Los que son del mundo no lo pueden recibir, porque no lo ven ni lo conocen; pero ustedes lo conocen, porque él permanece con ustedes y estará en ustedes.
18 »No los voy a dejar huérfanos; volveré para estar con ustedes.19 Dentro de poco, los que son del mundo ya no me verán; pero ustedes me verán, y vivirán porque yo vivo. 20 En aquel día, ustedes se darán cuenta de que yo estoy en mi Padre, y ustedes están en mí, y yo en ustedes. 21 El que recibe mis mandamientos y los obedece, demuestra que de veras me ama. Y mi Padre amará al que me ama, y yo también lo amaré y me mostraré a él.
22 Judas (no el Iscariote) le preguntó:
—Señor, ¿por qué vas a mostrarte a nosotros y no a la gente del mundo?
23 Jesús le contestó:
—El que me ama, hace caso de mi palabra; y mi Padre lo amará, y mi Padre y yo vendremos a vivir con él. 24 El que no me ama, no hace caso de mis palabras. Las palabras que ustedes están escuchando no son mías, sino del Padre, que me ha enviado.
25 »Les estoy diciendo todo esto mientras estoy con ustedes; 26 pero el Defensor, el Espíritu Santo que el Padre va a enviar en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que yo les he dicho.
27 »Les dejo la paz. Les doy mi paz, pero no se la doy como la dan los que son del mundo. No se angustien ni tengan miedo. 28 Ya me oyeron decir que me voy y que vendré para estar otra vez con ustedes. Si de veras me amaran, se habrían alegrado al saber que voy al Padre, porque él es más que yo. 29 Les digo esto de antemano para que, cuando suceda, entonces crean.
30 »Ya no hablaré mucho con ustedes, porque viene el que manda en este mundo. Aunque no tiene ningún poder sobre mí, 31 así tiene que ser, para que el mundo sepa que yo amo al Padre y que hago lo que él me ha mandado.





RASGOS CARACTERÍSTICOS DE JESÚS

·         HUMILDAD. Jesús siendo varón perfecto, Hijo de Dios, el Mesías prometido, mantuvo una actitud honesta y sencilla, con ninguno se mostró superior o irrespetuoso. Supo darle su lugar a cada uno, sin dejar a un lado quien es Él.
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.
Mateo 11. 29

·         SABIDURÍA. Su basto conocimiento fue mostrado a lo largo de sus enseñanzas, parábolas y mensajes que se siguen repitiendo y adaptando a las sociedades, mostró valores que aún se enseñan. Todo esto, gracias a un conocimiento perfecto de la palabra de Dios.
Y el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él.
Lucas 2. 40

·         AMOR Nunca se midió en revelar su amor a las personas, ya sea, cuando se acercó a la gente que nadie tomaba en cuenta o haciendo milagros, hasta sacrificar su vida por cada uno de nosotros, Jesús demostró su amor.
Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.
Mateo 9. 36

·         SANTO. Su santidad no se refiere a un sentido místico y astral de completa meditación, para nada, Jesús respetó las Leyes del Padre y llevo una vida con valores y una ética bíblica, por lo cual, Él nunca pecó.
(Cristo) el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca.
1 Pedro 2. 22

·         COMUNIÓN CON DIOS.  Jesús siendo Dios mismo, consideraba que lo más importante era mantener un tiempo de comunión con su Padre, por lo cuál, dedicaba un tiempo para apartarse y tener un momento de intimidad y comunión con Él.
Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba.
Lucas 5. 16

En estás ocasión las características no fueron acomodadas en orden de importancia, pero todas ellas son necesarias en la vida de todo creyente.


En la actualidad, hay muchos personajes históricos impresionantes, que por su nivel académico, deportivo o por su talento, se han destacado de la mayoría, lo cual provoca admiración y respeto; y que además queramos imitar. No obstante, Jesús es el mejor ejemplo para imitar.

RASGOS DE LA PERSONALIDAD DE JESÚS



- Mira el interior de las personas, sabe ver lo positivo, descubre más allá de las apariencias.

- Es profundamente humano. Muestra sus sentimientos de afecto, con cariño, amistad.

- Tiene gran constancia y voluntad: No se desanima nunca.

- Quiere el bien y la Felicidad de la gente.

- Siembra a su alrededor: vida, salud, alegría, esperanza, sentido de vivir.

- Mejora a la gente que se relaciona con él de forma sincera.

- Trata a todos por igual, aunque siente predilección por los más pobres. Es amigo de todos, aunque se ocupe y preocupe por los últimos.

- es solidario con todos, hace suyos los problemas de los otros. Rie con el que rie y llora con el que llora.

- Se muestra respetuoso, paciente, tolerante, perdonador de los fallos humanos. Perdona siempre, incluso a los que traicionan y crucifican.

- Es exigente, no se contenta sólo con palabras. Lo da todo y pde todo.

- Cree en la bondad y lo positivo que hay en las personas. Por eso da siempre una nueva oportunidad.

- Está enamorado de su tierra, de su gente, de su familia.

- Es sincero y defensor de la verdad.
- Ama con amor desinteresado y gratuito, hasta dar la vida.


Actividad en clase
Consulta, lee y consigna en el cuaderno los siguientes pasajes bíblicos y saca la cualidad o cualidades que mostro Jesús en cada uno de ellos.
·         Jn 4, 13-14
·         Jn 15:
·         Mt 15
·         Lc 2, 41-51
·         Mt 10, 17-27

·         Mt 10, 17-27: 



Los fundamentos de la doctrina social de la Iglesia

Introducción
- Muchos de nosotros, sacerdotes, que hace años hemos estudiado la doctrina social de la Iglesia, nos encontramos ahora en una situación de ministerio sacerdotal en la que debemos aplicar constantemente estos principios a las situaciones concretas.
- La Doctrina Social de la Iglesia tiene un fin eminentemente practico y personal y no sólo intelectual o cognoscitivo. Para nosotros sacerdotes tiene una dimensión doble: aconsejara los demás (médicos, empresarios, políticos, madres de familia...) sino también tomar en serio nuestra responsabilidad con los más necesitados.
- Intento desarrollar este breve exposición sobre los fundamentos de la Doctrina Social de la Iglesia en 3 partes, a saber: (1) la naturaleza de la Doctrina Social, (2) los fundamentos de la Doctrina Social, (3) algunos consejos prácticos.

I. ¿Qué es la doctrina social de la Iglesia?
- Antes de nada, debemos recordar, aunque sea muy brevemente, de qué se trata este tema de la doctrina social de la Iglesia. ¿Qué es exactamente?
A. ¿Qué no es?
No es una tercera vía. No es una propuesta económica o política, no es un "sistema" ... Aunque se haga una crítica, por ejemplo, del socialismo y del capitalismo, no propone un sistema nuevo, una vía intermedia. No es una propuesta técnica, tanto para el campo político, o para el campo económico o social, sino que es más bien una doctrina moral, que surge de la concepción cristiana del hombre y de su vocación al amor y a la vida eterna. Forma una "categoria a se".
- No es una utopía, en el sentido de un ideal social imposible de alcanzar. No intenta describir un paraíso terrenal donde el hombre pueda alcanzar su perfecta realización.
- No obstante, no es en lo más mínimo un pragmatismo, un conformismo o una resignación ante la realidad y las estructuras existentes, sino que intenta desafiar al hombre creando una sana tensión entre las realidades temporales como son y los ideales del Evangelio. Busca soluciones verdaderamente dignas del hombre.
- No es una doctrina fija, estática, sino más bien un desarrollo continuo. En verdad, los principios fundamentales no cambian, puesto que están arraigados en la naturaleza humana que no cambia, sino que las aplicaciones se adaptan a las nuevas circunstancias históricas de tiempo y espacio.
B. ¿Qué es? Una definición
- Pertenece al campo de la teología y específicamente de la teología moral.
- Según la explicación del magisterio, es la adecuada formulación de los resultados de una atenta reflexión sobre las realidades complejas de la existencia del hombre en la sociedad y en el contexto internacional, a la luz de la fe y de la tradición eclesial.
- Es un * conjunto de principios de reflexión, de criterios de juicio y de directrices de acción*, cuyo alcance principal es interpretar tales realidades, examinándose la conformidad o disconformidad con las líneas trazadas por las enseñanzas evangélicas sobre el hombre y su vocación terrena y al mismo tiempo la trascendente; para orientar, por lo tanto, el comportamiento cristiano.
- ES un conjunto de orientaciones para la evangelización de la sociedad y de todas las realidades temporales
C. Su contenido

Tiene una triple dimensión
Contiene:
(1) principios y valores fundamentales: toma sus principios de la teología y de la filosofía, con la ayuda de las ciencias humanas y sociales que la completan. Principios: la dignidad de la persona, el bien común, la solidaridad, la participación, la propiedad privada, el destino universal de los bienes... Valores fundamentales: la verdad, la libertad, la justicia, la caridad, la paz...
(2) criterios de juicio: sobre sistemas económicos, instituciones, estructuras; adoptando también datos empíricos. Ejemplo: juicio de la Iglesia sobre el comunismo, el liberalismo, la teología de la liberación, el racismo, el fenómenos de la globalización, el salario justo, etc.
(3) orientaciones para la acción: juicios contingentes sobre situaciones históricas. No es una deducción lógica y necesaria, sino que es fruto igualmente de la experiencia pastoral de la Iglesia y de un discernimiento cristiano de la realidad. La opción preferencial por los pobres, el diálogo, el respeto por la legítima autonomía de las realidades políticas, económicas y sociales. Un ejemplo es las sugerencias de la condonación de la deuda externa, la reforma agraria, la formación de cooperativas, etc. (Cfr. Gaudium et spes, 67-70).
II. Fundamentos de la Doctrina Social de la Iglesia
A. Fundamento general
- El primer fundamento es, sin más, el propio mandamiento del amor: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como si mismo. Este es el fundamente de toda la moral cristiana, y por lo tanto de la doctrina social de la Iglesia, que forma parte de la moral. Jesús dijo que el mandamiento doble del amor no es solamente el primero y más importante de los mandamientos sino que también es un resumen o compendio de toda la ley de Dios y del mensaje de los profetas.
- Por ello, la doctrina social de la Iglesia da una respuesta a un pregunta: ¿Cómo debo amar el prójimo en el contexto político, social y económico? Como sabemos bien, el amor de Dios y del prójimo no se reduce a una obligación sentimental de asistir a misa y echar algunas monedas en la cesta del ofertorio. Debe impregnar, de hecho, toda la vida y conformar nuestras acciones y nuestro ambiente de acuerdo con el Evangelio.
- Este principio es muy importante para poder superar la tendencia a considerar la economía o la política como algo completamente separado de la moral, cuando en realidad es justamente allí donde el cristiano hace que su fe incida en la vida temporal.
B. Los cuatro principios básicos de la Doctrina social
El mandamiento del amor, sería, por lo tanto, el fundamento general de toda la doctrina social de la Iglesia. No obstante, existen fundamentos específicos, que se pueden resumir en los cuatro principios básicos de toda la doctrina social de la Iglesia, cuatro columnas sobre las cuales se asienta todo el edificio. Estos pilares son (1) la dignidad de la persona humana, (2) el bien común, (3) la subsidiariedad, e (4) la solidaridad.
1. La dignidad de la persona humana
El primer principio clásico es el principio de la dignidad de la persona humana, del que surgen los derechos humanos. Pensar correctamente sobre la sociedad, la política, la economía y la cultura significa en primer lugar comprender correctamente quién es la persona y cuál es su bien verdadero. Toda persona, creada a imagen de Dios, posee una dignidad inalienable por la cual debe ser tratada siempre como fin y no sólo como un medio. Cuando Jesús, adoptando la imagen del Buen Pastor, habla de la oveja descarriada, nos enseña lo que piensa Dios del valor de la persona humana. Dios no piensa en los hombres en masa, ni en porcentajes, sino como personas individuales. Cada persona le es preciosa, insustituible.
















"Pero hay que tener presente desde ahora que lo que constituye la trama y en cierto modo la guía de la Encíclica y, en verdad, de toda la doctrina social de la Iglesia, es la correcta concepción de la persona humana y de su valor único, porque " el hombre ... en la tierra es la sola criatura que Dios ha querido por sí misma ".[38] En él ha impreso su imagen y semejanza (cfr. Gén. 1, 26), confiriéndole una dignidad incomparable..." (CA 11).

Por ello la Iglesia no piensa en primer lugar en el estado, el partido, la tribu o en el grupo étnico sino que lo hace de las personas individuales. La Iglesia, como Cristo, defiende la dignidad de las personas. Entiende el valor del estado y de la sociedad como servicio a las personas y a las familias, y no al revés. El estado en particular tiene el deber de tutelar los derechos de las personas, derechos que no provienen del estado sino del Creador.
2. El bien común.
El segundo principio clásico de la doctrina social de la Iglesia es justamente el principio del bien común. Está definido por el Concilio Vaticano II como "el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección" (GS 26 § 1; cfr. GS 74 § 1; CCC 1906).
El hombre, creado a imagen de Dios que es comunión trinitaria, alcanza la propia perfección no aisladamente de los demás sino en comunidad. El egoísmo que nos lleva a buscar el bien propio por encima del bien común, se supera a través de la búsqueda del bien común.
- El bien común es un bien de la sociedad como tal, un bien nuestro y no solamente mío, ni tampoco sólo tuyo, y mucho menos de una colectividad abstracta exterior a nosotros. El bien común nos permite expresarnos como sujeto común, "nosotros" y de poseer un bien común, "nuestro".
- El hombre es esencialmente (y no sólo circunstancialmente) social, relacional, interpersonal. Nuestro bien es necesario incluso para mi realización, es decir, para mi bien particular. El hombre se perfecciona en la sociedad y a través de la sociedad. Por ello, el bien común se distingue pero no se opone al bien particular de cada uno. Muchas veces mi bien y tu bien se encuentran en nuestro bien.
- El bien común se opone, por el contrario, al utilitarismo, es decir a la máxima felicidad (placer) para el máximo número de personas, que lleva necesariamente a la subordinación de la minoría a la mayoría. La excelencia e inviolabilidad de la persona individual excluya esta posibilidad si se subordina el bien de uno al bien de los demás, convirtiendo así al primero en un medio para la felicidad de los otros.
3. Subsidiariedad.
El tercer principio clásico de la doctrina social es el principio de la subsidiariedad. Ha sido explicado por primera vez por el Papa Pío XI en su carta encíclica Quadragesimo Anno. Este principio enseña que las decisiones en la sociedad deben dejarse al nivel más bajo posible, es decir al nivel más cercano de las personas sobre las que incide la decisión. Este principio ha sido formulado justamente a la sombra de las amenazas del totalitarismo con su doctrina centralista de la subordinación de la persona al estado. Nos invita a buscar soluciones a los problemas sociales primero en el sector privado antes de solicitar la intervención del estado.
El propio Papa León XIII "varias veces sobre los necesarios límites de la intervención del Estado y sobre su carácter instrumental, ya que el individuo, la familia y la sociedad son anteriores a él y el Estado mismo existe para tutelar los derechos de aquél y de éstas, y no para sofocarlos" (CA 11).
4. Solidaridad.
El cuarto principio básico de la doctrina social de la Iglesia ha sido explicitado recientemente por el Papa Juan Pablo II en su carta encíclica Sollicitudo rei socialis (1987). Este principio se llama el principio de la solidaridad. Frente a la globalización, es decir a la creciente interdependencia de los hombres y los pueblos, es importante tener presente que la familia humana es una. La solidaridad nos invita a crecer en nuestra sensibilidad con los demás, y sobre todo con aquellos que sufren.
Pero agrega el Santo Padre que la solidaridad no es un mero sentimiento, sino una verdadera "virtud" por la que nos hacemos responsables de los otros. El Santo Padre ha escrito que la solidaridad "no es un sentimiento de vaga compasión o de ternura superficial por los males de tantas personas, cercanas o distantes. Por el contrario, es la determinación firme y perseverante de trabajar por el bien común: o sea por el bien de todos y cada uno porque todos somos en verdad responsables de todos" (SRS, 38).

III. Reflexiones y consejos prácticos
Cinco consejos prácticos para nosotros sacerdotes en cuanto al tema de la Doctrina Social de la Iglesia:
1. Leer y conocer bien el magisterio social de la Iglesia, para poder exponerla con seguridad, y para estar seguros de que lo que enseñamos en nombre de la Iglesia es, de hecho, lo que enseña la Iglesia y no nuestra opinión personal.
2. Humildad para no dar saltos mortales desde los principios generales a los juicios concretos, sobre todo de manera categórica y absoluta. No debemos sobrepasar los límites de nuestro conocimiento y competencia específica.
3. Un gran sentido del hombre, de la gracia y del pecado, de la justicia. Esto implica una gran sensibilidad hacia el que sufre, un gran realismo, y también la conciencia de que la vocación del hombre es un primer lugar la de ser santos y glorificar a Dios en la eternidad.
4. Evitar—por nosotros mismos y por los demás—la tentación de utilizar la doctrina social de la Iglesia como un arma para juzgar "a los otros" (la industria, los políticos, las multinacionales...), pero más bien debemos fijarnos primero en nuestra vida y nuestras responsabilidades personales, sociales, económicas y políticas.
5. Saber colaborar estrechamente con los laicos que son los verdaderos expertos en su campo y los primeros responsables de la doctrina social de la Iglesia.

















LG 31. A los laicos pertenece por propia vocación buscar el reino de Dios tratando y ordenando, según Dios, los asuntos temporales.
CCC 899. La iniciativa de los cristianos laicos es particularmente necesaria cuando se trata de descubrir e idear los medios para transmitir las exigencias de la doctrina y de la vida cristiana a las realidades sociales, políticas y económicas. Esta iniciativa es un elemento normal de la vida de la Iglesia.











MAYO 5/2017

Análisis crítico de las principales ideologías.



·         Budismo:
El budismo es una religión no teísta perteneciente a la familia dhármica y, según la filosofía hinduista-védica, de tipo nastika. El occidente ha dicho que ha tenido dificultades para definirlo.



·        
·         Cristiandad: Cristianismo Exagerado.

·

·         Politeísmo y monoteísmo:
Politeísmo: Es la ideología de creer en      muchos dioses.
Monoteísmo: Es la ideología de creer en un solo Dios.


Monoteísmo 


·       
·         Sionismo:
 es un movimiento politico internacional que propugnó desde sus inicios el restablecimiento de una patria para el pueblo judío en la Tierra de Israel. De igual modo el término "sionismo" se utilizaba para justificar los ataques contra los judíos. 




·         Ecumenismo:
Es la tendencia o movimiento que busca la restauración de la unidad de los cristianos, es decir, la unidad de las distintas confesiones religiosas cristianas «históricas», separadas desde los grandes cismas. En la actualidad la palabra «ecumenismo» tiene una significación eminentemente religiosa, y es usada primordial mente para aludir a los movimientos existentes en el seno del cristianismo cuyo propósito consiste en la unificación de las diferentes denominaciones cristianas, separadas por cuestiones de doctrina, de historia, de tradición o de práctica.

ACTIVIDAD EN CASA
  • INVESTIGA Y CONSIGNA EN EL CUADERNO SOBRE LAS GRANDES RELIGIONES DEL MUNDO Y SUS CREENCIAS.
  • ESTUDIAR CADA UNA DE ELLAS PARA SOCIALIZAR EN LA PRÓXIMA CLASE




LA IGLESIA DE CRISTO FRENTE AL DESAFÍO DE LA REALIDAD SOCIOECONÓMICA ACTUAL 
René Padilla
La tarea de repensar la misión de la Iglesia es una tarea que cada generación de cristianos tiene que encarar, ya que la misión es una en esencia y múltiple en forma. Para llevar a cabo esa tarea se requieren dos horizontes: el de la revelación de Dios en Jesucristo y el de la situación histórica concreta. La presente ponencia es una invitación a reflexionar sobre la misión de la Iglesia en América Latina en la situación socioeconómica actual, en busca de modelos de misión más bíblicos y contextuales que los que hoy priman en las iglesias evangélicas en general.
I. Diagnóstico de América Latina
Abundan los datos relativos a este tema en publicaciones del Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Comisión Económica para América y el Caribe (CEPAL). El cuadro que surge de los estudios realizados por estas instituciones es sumamente preocupante, con información como la siguiente:
De los 500 millones de habitantes de América Latina, aproximadamente la mitad no puede satisfacer sus necesidades básicas: viven con menos de dos dólares por día. Más de 100 millones viven en la indigencia, incapaces de dar de comer a sus hijos. El porcentaje de pobres y de indigentes aumentó drásticamente en los últimos 20 años. En algunos basurales de la región, la policía ha tenido que colocar una guardia permanente para evitar que la búsqueda de residuos comestibles degenere en riñas y asesinatos.
En la Argentina la tasa de pobreza se duplicó entre 1999 y 2003, al pasar del 19.7% al 41.5%, mientras la indigencia casi se multiplicó por cuatro, ascendiendo del 4,8% al 18,6% sobre todo a partir de la crisis de fines de 2001. De acuerdo con el documento del Banco Mundial “Desigualdad en América Latina y el Caribe: ¿ruptura con la historia?”, en los últimos seis años 23 millones de latinoamericanos de clase media se convirtieron en pobres “y la Argentina, que aparecía como el país más equitativo de América Latina en términos de renta, resulta ser ahora comparable con algunas zonas más pobres del África”. Según el último informe de la UNICEF sobre la Argentina, “más de la mitad de la población es pobre. El 22% de la población urbana es indigente, es decir que seis millones de personas no cuentan con ingresos suficientes para cubrir una canasta básica de alimentos. Siete de cada diez niños y adolescentes son pobres. La mitad de los seis millones de niños y adolescentes pobres es indigente.”
---Uno de cada tres niños en América Latina tiene hambre. Como consecuencia de esa situación, cada año unos 190.000 niños latinoamericanos fallecen por males ligados a la pobreza que podrían ser prevenidos. La miseria no sólo produce serias secuelas en cuanto al desarrollo físico e intelectual, sino que también provoca una masiva deserción escolar e impulsa el trabajo infantil. Según la organización no gubernamental Casa Alianza, actualmente unos 40 millones de niños viven o trabajan en las calles de América Latina. Guillermo Dema, representante de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ha señalado que la cifra de menores que trabaja ''coincide con el número de adultos desempleados, lo que es una paradoja: por una parte, los adultos buscan empleo y no tienen, por la otra, hay niños y niñas que deberían estar en la escuela y están trabajando''.
Según las estadísticas, América Latina es el continente con la mayor desigualdad en la distribución de la riqueza: los ricos son cada vez más ricos y los pobres son cada vez más pobres. Según la CEPAL, en los últimos seis años 23 millones de latinoamericanos dejaron de ser de clase media para pasar a ser pobres. Este fenómeno es muy notable especialmente en el Cono Sur, que hasta que comienzos de la década de los 90 contaba con una clase media fuerte. Según Enrique Ganuza, economista jefe del Programa de la ONU para el Desarrollo para América Latina y Caribe (PNUD), entre el grupo más rico y el que le sigue, hay una diferencia muy grande, ya que el 10% del segmento más rico recibe un ingreso medio 20 veces superior al que recibe el 40% más pobre.
---En 2003, el desempleo promedio llegó a su peor nivel histórico, con un 10,7%. En varios países de la región superó el 20% de la población y ha dado lugar a lo que se ha denominado la evaporación de la clase media latinoamericana, lo que resulta en una sociedad cada vez más desigual. En la Argentina la tasa de desocupación se cuadriplicó durante la última década y en mayo de 2002 llegó al 21,5%- Como consecuencia, en el período comprendido entre octubre de 2001 y junio de 2002, un promedio de 15.000 personas, una de cada tres menor de 18 años, cayeron diariamente bajo la línea de pobreza..
Según la CEPAL, el aumento del gasto social por habitante en América Latina entre 1990 y 2001 fue del 58%, pero los resultados son decepcionantes o apenas visibles. La lucha contra la pobreza y el desempleo figura en la mayoría de los programas de los gobiernos latinoamericanos, pero muy pocos lograron resultados efectivos y duraderos.
---Por otra parte, recordemos que el incremento de la pobreza viene de la mano con el incremento de la violencia y la delincuencia. Hasta hace pocos años se podía afirmar que, aunque América Latina era la zona más violenta del mundo, con una tasa regional de homicidios que llegaba a 20 por 100.000 en 1995, los países del Cono Sur y Costa Rica eran la excepción. La situación ha cambiado radicalmente, a tal punto que hoy se puede afirmar que la falta de seguridad, ilustrada por los secuestros, es uno de los problemas más álgidos en la Argentina. Si bien los secuestros no han llegado aquí al grado gravedad que tiene en Brasil o México, si el problema sigue creciendo al mismo ritmo que en estos últimos años, no habría que sorprenderse que a corto plazo Argentina se parezca o aun supere a esos países en lo que atañe a ese delito.
Al analizar las causas de la situación de pobreza y miseria que hemos descrito, debemos evitar a toda costa las simplificaciones. No se puede negar, sin embargo, que entre todas las causas que se podrían mencionar se destaca la injusticia entendida como la opresión que los ricos –los dueños del poder económico y político-- ejercen sobre los pobres. A esto apuntan las palabras de Enrique Iglesias, el titular del BID, en un discurso pronunciado en el Teatro San Martín de Buenos Aires, en un coloquio sobre “La sociedad civil y la lucha contra la pobreza" organizado por la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA). Según él, el hambre que azota a los pueblos de América Latina es un fenómeno ofensivo porque no se debe a la falta de recursos naturales sino a una aberrante inequidad en la distribución de la riqueza. En sus propias palabras,
La pobreza en América latina es una pobreza que ofende, por cuanto es difícil de explicar cómo es posible que en una región enormemente rica en recursos para desarrollarse, sobre una población de 500 millones de personas, hay 220 millones de habitantes que viven con menos de dos dólares por día, y 80 millones con menos de un dólar por día, es decir, en la indigencia.
Este diagnóstico del distinguido economista coincide con el que, con notable frecuencia y sorprendente exactitud, los profetas del Antiguo Testamento hacen en sus diatribas contra los poderosos. No es de sorprenderse, por lo tanto, que muchas de sus palabras, pronunciadas hace miles de años, tengan tanta pertinencia a la situación actual que dan la impresión de estar dirigidas a los poderosos de hoy en América Latina. Para comprobarlo, basta escuchar, por ejemplo, a Miqueas:
Escuchen, gobernantes de Jacob, autoridades del pueblo de Israel. ¿Acaso no les
corresponde a ustedes conocer el derecho? Ustedes odian el bien y aman el mal; a
mi pueblo le arrancan la piel del cuerpo y la carne de los huesos; ustedes devoran
a mi pueblo, le arrancan la piel, le rompen los huesos; lo descuartizan como carne
para la olla, como carne para el horno (3:1-3).
¿No es este un lenguaje apropiado para calificar las acciones de la gran mayoría de gobernantes en nuestros países, donde millones de personas no pueden cubrir sus necesidades básicas a pesar de la vivir en tierras pródigas en recursos naturales?
II. OBSTÁCULOS EN EL TESTIMONIO INTEGRAL
Desde l Desde la perspectiva de la enseñanza del Nuevo Testamento, hay una sola manera de ser fieles al Evangelio en medio de la sociedad que no rodea, y es estar en el mundo sin ser del mundo. Para que esto sea posible, sin embargo, tenemos que superar varios obstáculos—obstáculos que podríamos agrupar en dos categorías: los que nos impiden estar en el mundo y los que nos impiden cumplir el requisito de no ser del mundo.
¿Qué nos impide estar en el mundo?
Entre las muchas razones que se podrían mencionar, destaco las siguientes:
 ---Un concepto errado de lo espiritual y la espiritualidad
Se con se concibe “lo espiritual” como algo separado de “lo secular” en vez de concebirlo como algo que se expresa a través de la totalidad de la realidad. Se piensa en la espiritualidad en términos de “separación del mundo” en vez de pensar en ella en términos del servicio al Dios de amor y justicia, en el poder del Espíritu, en medio de los conflictos que plantea la vida en el mundo.
---Un concepto errado del Reino de Dios
Se entiende el Reino de Dios como un reino que Dios establecerá en el futuro en vez de concebirlo como el poder de Dios que se manifestó como un reino de paz y justicia en la persona y obra de Jesucristo, que sigue actuando en la historia humana por la acción del Espíritu Santo, y que llegará su culminación cuando Cristo vuelva. Desde esta perspectiva, no se ve a la iglesia como una avanzada, un agente, una “comunidad del Rey” convocada a dar testimonio, en palabra y en acción, del amor y la justicia de Dios en medio de los reino de este mundo, sino como un grupo religioso afectado por una suerte de “parálisis escatológica”.
En la teología luterana de “los dos reinos” se concibe al Estado en términos de contención del pecado humano. Queda muy poco espacio para la participación de los cristianos en la vida política en función de una sociedad más justa. Se reserva la justicia de Dios para el acto mediante el cual Dios justifica al pecador, pero no se ve su importancia fundamental en el ámbito de las relaciones humanas.
---Un concepto errado de la obra de Jesucristo
Se reduce la obra de Jesucristo para hacer posible la reconciliación del ser humano con Dios en vez de entenderla como el medio provisto por Dios para la transformación de toda la persona para que deje de vivir para sí y viva para colaborar con Dios en su propósito de formar una nueva humanidad que refleje su amor y su justicia.
---Un Concepto errado de la naturaleza de la salvación en Cristo Jesús
Se concibe la salvación en Cristo como la experiencia subjetiva de la “salvación del alma” en vez de concebirla como la salvación de la persona como un ser psíquico, espiritual y corporal, llamado a vivir en armonía con Dios, con el prójimo y con la creación.
---Un concepto errado de la iglesia
Se ve a la iglesia como la comunidad de los santos llamados a separarse literalmente del mundo en vez de verla como una comunidad llamada ser “sal de la tierra” y “luz del mundo”.
 ---Un concepto errado de la misión de la iglesia
Se entiende la misión cristiana exclusivamente en términos de la comunicación verbal del evangelio para “salvar almas” y “plantar iglesias” en vez de entenderla en términos de la comunicación del evangelio por medio de todo lo que la iglesia es, hace y dice, incluyendo su acción en pro de la justicia, con miras a cumplir el propósito de Dios de redimir la totalidad de su creación.
¿Qué nos impide estar en el mundo sin ser del mundo?
Destaco tres obstáculos que nos impiden demostrar que no nos conformamos al mundo como sistema organizado del mal: 
---Los poderes de las tinieblas
Desde la perspectiva del Nuevo Testamento, el mal es una realidad que nos trasciende y se opone al cumplimiento del propósito de Dios en la vida humana. Según el apóstol Pablo, “nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerza espirituales malignas en las regiones celestiales” (Ef 6:12). Frente a esta realidad, la exhortación es a fortalecerse con “el gran poder del Señor” y a ponerse “toda la armadura de Dios”, que incluye el cinturón de la verdad, la coraza de justicia, el calzado de la disposición a proclamar el evangelio de la paz, el escudo de la fe, el casco de la salvación y la espada del Espíritu (vv. 10, 13-17).
---El condicionamiento del “mundo” en un sentido negativo
En el momento actual “este mundo” es la sociedad de consumo, que absolutiza valores que se oponen a la voluntad de Dios, tales como el individualismo, el materialismo, el hedonismo. Son valores con los cuales la sociedad de consumo nos bombardea continuamente por medio de los medios de comunicación masiva. Donde priman esos valores, no hay lugar para los valores del Reino de Dios, tales como el amor y la justicia, la paz y la equidad. La iglesia debiera ser una suerte de termostato espiritual de la sociedad civil, no meramente un termómetro que registra la temperatura de la misma.
 ---Nuestras propias inclinaciones pecaminosas
Desde l desde la perspectiva bíblica, nacemos con la inclinación a la búsqueda de aquello que nos produce satisfacción personal aunque eso requiera recurrir a medios que se oponen a la voluntad de Dios, dañan a nuestro prójimo, alteran la creación de Dios y al fin resultan nocivos para nosotros mismos. Esa inclinación nos impide comprometernos con la lucha por la justicia.
III. PISTAS TEOLÓGICAS PARA LA ACCIÓN CRISTIANA
EN LA SOCIEDAD
Por mucho tiempo los cristianos evangélicos vivieron con la ilusión de que era posible ser neutrales políticamente. Sólo se interesaban en la política cuando había elecciones, más si el voto era obligatorio, o si el gobierno tomaba medidas que coartaban la libertad religiosa y obstaculizaba así la evangelización. Hoy en círculos evangélicos se reconoce ampliamente que la definición política es inevitable. En varios países latinoamericanos los evangélicos han pasado de la ilusión de neutralidad a la formación de “partidos políticos evangélicos” que se esfuerzan por conquistar el poder. No podemos detenernos a considerar si hay o no lugar para este tipo de participación política. Aquí nos limitamos a ofrecer algunas pautas teológicas para la acción cristiana que deriva su inspiración del anhelo de fidelidad al Señor Jesucristo en la sociedad civil.
A riesgo de cometer una perogrullada, cabe aclarar, para empezar, que consciente o inconscientemente, la iglesia en general y los cristianos como individuos en particular forman parte de la sociedad civil. Si bien son “ciudadanos del cielo”, según la descripción paulina (Fil 3:20), también son ciudadanos de alguna de las muchas naciones de la tierra. Como tales, por lo menos en las sociedades democráticas (¡si las hay!), tienen, o deberían tener, los mismos derechos y responsabilidades que todos los demás ciudadanos. La pregunta que aquí nos planteamos, por lo tanto, va más allá del mero reconocimiento de la presencia de los cristianos en la sociedad civil: tiene la intención de explorar cómo esa presencia puede servir en el cumplimiento del propósito de Dios: cómo puede ser presencia de Cristo en la sociedad civil, que es, como hemos visto, una sociedad atravesada por la opresión y la injusticia, la corrupción y la inequidad. En respuesta a esa pregunta sugiero las siguientes pautas:
---La verdadera espiritualidad consiste en la entrega de nuestro cuerpo –con todo lo que somos y todo lo que tenemos-- como “sacrificio vivo, santo y agradable a Dios”, que es el culto que él desea de nosotros (cf. Ro 12:1). Según el profeta Isaías, el ayuno ---hoy diríamos el rito religioso— que Dios requiere es “romper las cadenas de injusticia, y desatar las correas del yugo, poner en libertad a los oprimidos, y romper toda atadura. . . . compartir tu pan con el hambriento y dar refugio a los pobres sin techo, vestir al desnudo . . . no dejar de lado a tus semejantes” (Is 58:6-7). Dios no se complace de la religión separada de la acción ética a favor de las víctimas de la injusticia. Él es el Dios que ama la justicia y ha establecido la equidad (Sal 99:49), y su llamado es a “practicar la justicia, amar la misericordia” y humillarse delante de él (Mi 6:8).
---El Reino de Dios, que se ha hecho presente en la vida y ministerio de Jesucristo, es un reino de paz y justicia. La Iglesia, como comunidad del Rey, ha sido convocada a encarnar esos valores en su propia vida y ministerio, a demostrar su realidad en medio de la sociedad civil y constituirse así en “sal de la tierra” y “luz del mundo”. El Reino de Dios es una realidad presente que se manifiesta mediante los ciudadanos del Reino en la medida en que éstos son un testimonio vivo de la verdad de las bienaventuranzas: son pobres en espíritu, lloran, son humildes, tienen hambre y sed de justicia, son compasivos, trabajan por la paz, son perseguidos por causa de la justicia (Mt 5:3-10).
---“Cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros”, con lo cual puso en evidencia el infinito amor de Dios por nosotros; pero también murió “para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió por ellos y fue resucitado” (2Co 5:15). La muerte de Cristo, consecuentemente, no sólo hace posible el perdón de nuestros pecados, sino que nos compromete a continuar la misión de aquel que al iniciar su ministerio dijo en la sinagoga de Nazaret: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos, y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a pregonar el año del favor del Señor” (Lc 4:18-19).
---La salvación en Cristo no se reduce a la “salvación del alma”. Es salvación de personas que en el aquí y ahora experimentan la shalom de Dios, es decir, la vida en abundancia que Jesucristo ofrece y que incluye la armonía con Dios, con el prójimo y con la creación Es salvación que apunta al propósito de Dios “de antemano estableció en Cristo, para llevarlo a cabo cuando se cumpliese el tiempo: reunir en él todas las cosas, tanto las del cielo como las de la tierra” (Ef 1:9-10).
---La iglesia es la comunidad de aquellos que, por voluntad de Dios, han nacido mediante “la palabra de verdad” para que fuesen “los primeros y mejores frutos de su creación” (Js 1:18). Mientras espera la consumación del Reino de Dios, su tarea es erigir señales del Reino, signos de esperanza de “un cielo nuevo y una tierra nueva, en los que habita la justicia” (2P 3:13).
La conclusión lógica de todo esto es que la iglesia no existe en función de sí misma: existe para ser un testimonio vivo de la presencia del Reino de Dios y su justicia en medio de la sociedad civil; para testificar en palabra y en acción que Dios es amor y Dios ama la justicia. “Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica” (Ef 2:10). Sin ser del mundo, la iglesia está en el mundo para hacer de la presencia de Jesucristo una realidad, por el poder del Espíritu y para la gloria de Dios.














MARZO 3 DE 2017

VALOR E IMPORTANCIA DEL ANÁLISIS DE LA REALIDAD

El análisis de la realidad es el conocimiento de la realidad para superarla.
Es decir, saber dónde se está, para saber dónde ir y cómo hacerlo; se trata, en definitiva, de conocer la realidad donde se actúa para saber en qué cambiarla y cómo hacerlo. 
La encuesta, instrumento idóneo para el recuento en la investigación social, ha sido con frecuencia, sobre utilizada en la práctica del análisis de la realidad. 
Conocer y estudiar una realidad es una operación que se puede resolver, y de hecho se resuelve, de muchas maneras. 
El acercamiento a una realidad para conocerla, como ya se ha mencionado, puede ser múltiple. Una realidad se puede conocer desde dentro y desde fuera, en lo objeto y lo subjetivo, la realidad se puede describir, analizar, interpretar, contar, valorar. 

Descripción: Da una realidad a estudiar, interesa saber qué es lo que se tiene, que hay, con que se cuenta. De la misma manera es necesario saber que falta, que no se tiene, que carencias hay. Así el momento descriptivo se desdobla en dos formas, dos caras de la realidad:

·         Descripción de lo que hay. 
·         Descripción de lo que no hay. 


La percepción social: es dar un paso más sobre la descripción, ya no es cuestión de saber lo que hay, sino saber lo que se piensa sobre lo que hay. Esto es, conocer el valor de las posibilidades que la comunidad otorga a su realidad. 

Explicación, interpretación: Se trata de analizar las causas, los condicionantes, la estructura de la realidad. 
El análisis interpretativo de la realidad es posible para personas y colectivos no especializados. 
Alternativas: Este es un momento cualitativo de suma importancia, pues es el momento en que el colectivo, la comunidad, o el equipo.







NOVIEMBRE 16/2016
PRACTICAR LA JUSTICIA

La paz es obra de la justicia, de modo que el compromiso a favor de la paz es inherente al compromiso a favor de la justicia.
Ser justo significa atenerse al recto orden de las cosas, tratar cada realidad según el rango que le corresponde, es decir, según su verdad. La justicia va, pues, unida a la verdad, como dice San Pablo: “Habéis sido enseñados conforme a la verdad de Jesús [...] a revestiros del Hombre Nuevo, creado según Dios, en la justicia y santidad de la verdad”.
Todo ser humano presenta una condición personal, debe ser tratado como una persona no como un objeto, un medio para ciertos fines. Tratar a una persona con justicia significa ajustarse a su ser y otorgarle el respeto debido. Un hombre es justo cuando colabora activamente a que cada persona esté en condiciones de lograr la estatura espiritual que le compete.
El hombre justo no sólo practica la justicia en las circunstancias concretas de su entorno más inmediato, sino que se compromete en la promoción de la justicia, en erradicar la injusticia del mundo, en conseguir que todo hombre vea reconocido y respetado su derecho a vivir y desarrollarse con el rango y la dignidad que le corresponde como ser humano. Practicar la justicia implica ser solidario.
Compartir solidariamente
Ser solidario significa vincularse “sólidamente” a los demás. La solidaridad surge cuando la persona se compromete con algo valioso, responde a la llamada de un valor, es decir, se hace responsable. Esta llamada de los valores constituye la voz de la conciencia.
La solidaridad lleva a los más poderosos y pudientes a sentirse responsables de los más débiles y a compartir con ellos lo que poseen. Estos, por su parte, no deben adoptar una actitud meramente pasiva o incluso destructiva del tejido social, sino que, sin dejar de reivindicar sus legítimos derechos, han de realizar lo que les corresponde para el bien común.
La persona solidaria no considera al “otro” -persona, pueblo o nación- como un medio para los propios fines egoístas, como un instrumento cualquiera para explotar en beneficio propio, sino como un ser humano con toda su dignidad, un “colaborador” con el que compartir el banquete de la vida al que todos los hombres son igualmente invitados por Dios. Practica la generosidad, es desprendida y participativa. Da y se ofrece a sí misma en los ámbitos más

  
ACTIVIDAD EN CLASE

  • Realiza un ensayo en el cuaderno donde expliques con tus palabras cual es tu aporte social hacia la construcción de la Paz.
  • Realiza en grupos de 3 estudiantes una cartelera colorida, con imágenes y un mensaje alusivo a la Paz y la Justicia.




NOVIEMBRE 9/2016

Construir la paz

La paz no debe entenderse como mera ausencia de conflictos y violencia, fruto del equilibrio siempre precario de las fuerzas, sino como el clima de acogimiento y confianza en el que es posible fundar encuentros valiosos . Esto exige un profundo respeto hacia los demás. Es lógico que las personas y los grupos tengamos opiniones distintas y mantengamos posturas dispares, pero eso no debe degenerar en disputa sino en discusión fecunda. Estimar a otro y respetarlo supone capacidad de escucha y apertura de espíritu. Cada uno expone su opinión y la defiende tenazmente, intenta convencer, no imponerse, siempre con una actitud de escucha respetuosa y flexibilidad de espíritu ante las posturas de los demás. Si, finalmente, uno convence a otro, no se convierte en vencedor, sino que ambos quedan unidos en una verdad compartida. En la discusión más entusiasta debe reinar la paz.
Un hombre pacífico no es un indolente, ingenuo o débil. Es alguien que ajusta su conducta a las exigencias del encuentro, defiende con todo entusiasmo, tenacidad y energía sus ideas y propuestas, pero siempre “con dulzura y respeto”, y conserva la serenidad y el sosiego incluso en circunstancias adversas. Y, sobre todo, es alguien comprometido con la justicia. “Frutos de justicia se siembran en la paz para los que procuran la paz.

Construir la paz en el mundo exige la realización de la justicia social e internacional, pero, además, implica la práctica de las virtudes que favorecen la convivencia y nos enseñan a vivir unidos, para cimentar entre todos “la civilización del amor”. La paz no es sólo el esfuerzo de un momento para evitar un conflicto, sino que se construye día a día, en la instauración de un orden querido por Dios, que comporta una justicia más perfecta entre los hombres.











NOVIEMBRE 2/2016

LA IGLESIA Y LA PAZ
La Iglesia repite en la liturgia de la Eucaristía la palabra Paz con la intención pedagógica de hacer de la paz una realidad interior y exterior de todo Cristiano.
La oración por la paz de San Francisco, debería ser una plegaria diaria de todo colombiano.
La participación activa de la Iglesia en el proceso de Paz --como facilitadora, en los diálogos, mesas de trabajo-- explica su vocación pacifista como expresión del Gran Mandamiento del Amor.
Los documentos diversos de la Conferencia Episcopal, la Pastoral para la Paz, el apoyo de la Conferencia Episcopal Alemana y la posible mediación pontificia en el proceso de paz que coordina el p. Jorge Martínez, resaltan el liderazgo internacional de la Iglesia.
Documentos de la Comisión de Conciliación Nacional, la Paz sobre la mesa, el Foro Regional Caribe de Gobernadores, y la próxima Asamblea de la Sociedad Civil nos llenan de esperanza en el camino de la Paz hacia el nuevo milenio.
La ponencia de monseñor Nel Beltrán en el foro, pretende implantar en la Región Caribe las mejores estrategias de paz.
El pasado Mandato por la Paz, la Red de iniciativas, los Programas y la Semana por la Paz de Septiembre de 1998, son expresiones de una cultura de paz.
Falta nuestro aporte, la decisión de saber perdonar, convivir, presentar y realizar proyectos concretos que busquen la superación de la pobreza en la Costa como requisito para conseguir la paz.
El Plan Salvífico de Dios se desarrolla en la historia de nuestra salvación, en la Justicia que tiene como dimensión social la convivencia humana y la solidaridad.
Cristo nos la entregó -- La paz os dejo, la paz os doy --, por eso es un compromiso de todos.
El desempleo creciente en el país, generando más problemas sociales, el aumento de la pobreza en la Costa, los desplazados, exigen la unión de fuerzas, crear un frente común para redoblar la práctica de la caridad, hacer el bien y multiplicar la inversión social que cierre la brecha entre ricos y pobres.
Por eso en este mensaje invitamos a: 1. Concretar propuestas de paz.
2. Unirnos, Sociedad Civil y Estado para que el beneficio social llegue a los más pobres.
3. Conformar un frente común contra la violencia.
4. Propiciar la Reconciliación Nacional.
5. Apoyar los diálogos regionales y la concertación.
6. Los actores del conflicto armado a cumplir el Mandato por la Paz e iniciar la nueva historia del año 2.000 con la construcción de la Civilización del Amor porque la paz es un don de Dios.
ACTIVIDAD EN CLASE
1. Conociendo la misión de la iglesia en el marco del proceso de Paz, analiza y reflexiona sobre que estas haciendo tu en tu vida como cristiano para que cese la violencia y podamos vivir en paz, amor, prosperidad.
2.  teniendo en cuenta esto escribe una lista de las cosas negativas de tu vida que deseas cambia para el beneficio de tu familia, personal y social.

4 PERIODO ACADÉMICO


NÚCLEO TEMÁTICO Y EJES TEMÁTICOS:

HACIA EL PROYECTO SOCIAL
  •       La iglesia y la paz.
  •  ·    La paz no es ausencia de contradicciones.
  •  ·    La paz como promoción de la justicia social.
  •       La paz una construcción social.

LOGRO ESPERADO: 


  •         Describo en forma oral y escrito la importancia de vivir en paz.
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